De puerto histórico a epicentro mundial de las ciudades inteligentes, Barcelona combina visión estratégica, movilidad sostenible y un ecosistema que respira creatividad.
Barcelona siempre fue una ciudad abierta al mundo. Su condición de puerto le otorgó, desde hace siglos, una capacidad única para recibir e intercambiar ideas, personas y proyectos. El impulso de las Olimpiadas de 1992 transformó su frente marítimo, su infraestructura y su proyección internacional. Lo más relevante es que, desde entonces, ha sostenido una estrategia de innovación permanente basada en la planificación estratégica, la participación ciudadana y la tecnología como motor de calidad de vida. La ciudad y la región de Cataluña entendieron pronto que las smart cities no son solo entornos urbanos eficientes o participativos: son nodos estratégicos para el desarrollo económico y social.
Desde 2016 que viajo consecutivamente a Barcelona formando a decisores políticos en ciudades inteligentes. El objetivo siempre es el mismo: tener una experiencia inmersiva para conocer en primera persona cómo funciona un ecosistema urbano que integra sector público, sector privado y academia. Desde las políticas del Ayuntamiento y el Área Metropolitana, pasando por empresas líderes en innovación, hasta universidades y centros de investigación que generan y retienen talento, todo forma parte de un engranaje que Barcelona ha perfeccionado.
Barcelona es una smart city no solo porque incorpora tecnología, sino porque la integra a una visión estratégica que aprovecha su mayor ventaja competitiva: ser un imán para el talento. Aquí se respira un clima creativo y emprendedor que atrae a jóvenes de todo el mundo, y la ciudad sabe retenerlos gracias a su calidad urbana, su movilidad sostenible, sus espacios públicos vivos y una economía que conecta innovación, cultura y oportunidades laborales. Además, aprovecha su belleza, sus atractivos turísticos, sus playas y su excelente gastronomía para seducir y fidelizar a quienes llegan. Barcelona destaca en dimensiones clave como la movilidad centrada en las personas, una economía inteligente impulsada por distritos como el 22@ y DFactory, y un sistema educativo vinculado estrechamente con las necesidades de la industria y el desarrollo urbano. Es una ciudad donde pasan cosas, donde la innovación se vive en las calles y donde el futuro se construye cada día.
Todo esto se vive cada año en el Smart City Expo World Congress, el evento más importante del mundo sobre ciudades inteligentes, que Barcelona organiza desde 2011. Lo que comenzó como un encuentro especializado hoy convoca a más de 25.000 participantes de más de 800 ciudades y 140 países, con cientos de conferencias y exhibiciones donde gobiernos, empresas y universidades muestran cómo están construyendo el futuro urbano. Barcelona no solo es la anfitriona: es protagonista, porque muchas de las soluciones que se presentan en la feria ya están en funcionamiento en sus calles y barrios.
Este noviembre, volveremos a Barcelona con una delegación argentina para experimentar todo esto en primera persona. Visitaremos proyectos de regeneración urbana, nos reuniremos con autoridades locales y del área metropolitana, exploraremos hubs de innovación y participaremos de la feria global que marca el pulso de la innovación urbana. Será una oportunidad única para inspirarnos, aprender y traer de regreso ideas que podamos aplicar en nuestras ciudades y en Argentina, reforzando el compromiso con un futuro más inteligente y sostenible.